"Costa Rica es una potencia moral dentro del mundo"

(texto publicado en el periódico El Mundo el 5 de febrero de 2006)


SAN JOSE.- Casi con toda seguridad, Costa Rica entrará hoy en la prolífica lista de países latinoamericanos que han apostado por la izquierda para redefinir su política social e internacional.Concretamente, los costarricenses elegirán a su presidente, dos vicepresidentes, 57 diputados al Congreso y varios cargos municipales.

Aunque en este caso será de la mano de un viejo conocido, Oscar Arias (1941, Heredia), que en 1987 obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su labor de pacificación dentro de Centroamérica y en 1988, el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
Veinte años después de su paso por el Gobierno, el candidato del Partido de Liberación Nacional (PLN) quiere ser «el capitán de un barco que ha perdido el timón» tras ocho años de Gobierno del Partido de Unión Social Cristiana (PSUC), que en los últimos meses ha tocado fondo en índices de popularidad.

Pregunta.- A finales de los años 80, usted fue el presidente por la paz por su labor de pacificación de Centroamérica, ¿cómo espera ser recordado si gana las elecciones?

Respuesta.- Como el presidente de la Educación. El promedio de escolaridad en América Latina es de seis años y medio. Por esta razón continúa la pobreza y tenemos las desigualdades más grandes del mundo. Mi propósito es universalizar la educación hasta los 17 años. En mi país, de cada 10 niños que ingresan en la escuela primaria, sólo terminan tres. A los otros siete que no terminan, los hemos condenado a ser pobres.

P.- ¿Qué papel tendrá Costa Rica en el nuevo panorama de Centroamérica?

R.- Costa Rica se convirtió, cuando logramos pacificar el istmo, en una potencia moral. Ennoblecer la política exterior significa volver a luchar por causas morales importantes como el desarme, la paz y el multilateralismo. Algunos de estos tratados no se han respetado por culpa de países arrogantes como EEUU. No están de acuerdo con el Protocolo de Kyoto, la Corte Penal Internacional, el Tratado de no Proliferación Nuclear o el Tratado Internacional de Eliminación de Minas Antipersonales. También me parece deshonroso que un país de paz sin ejército [Costa Rica lo abolió en 1948] haya auspiciado la invasión de Irak, y eso va en contra de nuestros principios.

P.- ¿Cómo piensa conciliar este discurso de «potencia moral» si al mismo tiempo firma acuerdos comerciales preferentes con EEUU o prepara aperturas comerciales con países que no respetan los Derechos Humanos como China?

R.- Cuando me preguntan cuál es mi sueño para el siglo XXI, es una Costa Rica más próspera, más igualitaria, más justa, más solidaria. Y esa prosperidad es imposible lograrla si no nos 
insertamos más en el comercio internacional.

Costa de Tamarindo, Costa Rica / Jaime López

P.- ¿Qué valores políticos o corrientes intelectuales son los que más valora de Europa y de EEUU?

R.- Mi partido es socialdemócrata. Yo he redefinido esa socialdemocracia, porque no es la socialdemocracia de inicios del siglo XX. Admiro a Tony Blair y a Felipe González. Una socialdemocracia que consiste en producir con eficiencia y distribuir con justicia.

P.- Costa Rica ha sido uno de los países democráticamente más estables de Centroamérica. ¿Cómo afectó a esa imagen los escándalos de corrupción que han salpicado a tres ex presidentes [Miguel Angel Rodríguez, Rafael Angel Calderón y José María Figueres]?

R.- Mucho. Ha minado la confianza del pueblo en los líderes políticos.Y ésa es una de las principales tareas de ésta campaña, tratar de recuperar esa confianza.

P.- ¿Cuál es el papel que debe jugar España como nexo de unión entre Costa Rica y Europa?

R.- España dentro de la UE ha sido y es la portavoz más sólida que tiene América Latina, aunque podemos tener discrepancias en algunas cosas. Todavía Europa sigue siendo muy proteccionista, por ejemplo, con los aranceles a la banana. Sin embargo, cuesta mucho ser optimista, por esa hipocresía de los países ricos que dicen querer ayudar a los países en vías de desarrollo a salir de la pobreza, pero al mismo tiempo protegen sus mercados.

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