Mark Duggan, la chispa que incendió Londres


(Reportaje publicado en El Mundo el 14 de agosto de 2011)


LONDRES.-- Dolor y lealtad / dame dinero y comida / y dejaré de estar jodidamente preocupado / me tapo la cara / para poder pegarte en la cabeza…».


La canción Pain & Loyalty que Mark Duggan, de 29 años, entonaba junto a su primo rapero Kelvin Easton, de 23, es un canto a la vida en su barrio: el tristemente célebre bloque de viviendas estatales de Broadwater Farm, en Tottenham, al norte de Londres. En este gueto afrocaribeño, con los índices de desempleo más elevados de Reino Unido, vivía el joven cuya muerte provocó una semana de disturbios y pillaje callejero que ha puesto contra las cuerdas a la policía británica.

Tras recorrer esta zona y charlar con sus amigos y vecinos, Crónica se topa con dos perfiles encontrados del hombre que cayó abatido a manos de la policía. Por un lado, el del marido y padre ejemplar de tres niños; por otro, el de un despiadado pandillero que fue arrestado en distintas ocasiones por tráfico de droga. Ahora, los británicos se preguntan quién era exactamente este hombre que se hacía llamar Starrish Mark y se pasaba los días jugando a la PlayStation y rapeando.

Su alias suena inocente, pero no lo era en absoluto. En realidad, Starrish era una referencia a su pandilla callejera, The Star Gang (en castellano, la banda de la estrella), que controla algunas de las calles de Tottenham. Duggan, según dijeron varios vecinos, había sido un pequeño vendedor de crack, con un oscuro pasado delictivo y habitualmente llevaba pistola.

«Su pareja, Semone Wilson -con quien empezó cuando tenía 17 años- es una persona muy frágil. Ahora casi no sale de casa, está intentando asimilar todo lo que ha ocurrido durante estos días», explica Weimer Bennett, un vecino de Tottenham y activista de la Community House del barrio.

Acceder a Broadwater Farm, una mole de bloques de viviendas para personas con escasos recursos, es aún más complicado en estos días. Tienes que bordear un control policial que mantiene acordonada la avenida principal de Tottenham. También pasar por delante de varios edificios carbonizados que añaden un aspecto aún más fantasmagórico a este deprimido barrio.

Después de callejear durante 15 minutos desde la avenida principal; girar a la derecha y luego a la izquierda, otra vez a la derecha y otra a la izquierda, desembocas en un pequeño callejón. Un cartel con un mapa a colores de Broadwater Farm anuncia que has llegado a este conjunto de viviendas protegidas.

Los numerosos bloques que componen La Granja -como se conoce popularmente a este barrio- son un esqueleto de hormigón sin cariño, con las fachadas salpicadas de humedades y con calles desbordadas por la basura y los desperdicios. «Aquí los periodistas no son bien recibidos», dice un joven apostado a las puertas del ultramarino que hay enfrente de la casa donde vive la familia de Duggan. «Estamos cansados de fisgones que sólo manipulan la realidad», agrega. Dentro de un coche suena música jamaicana, un signo inequívoco de las raíces de este gueto de negros afrocaribeños.



El jardín rectangular del edificio es un pequeño velatorio lleno de flores y notas de cariño para honrar su muerte. Cientos de vecinos y amigos se han acercado hasta aquí para apoyar a la familia. En este panteón sin cadáver hay un ramo de flores con una tarjeta firmada por el Gang N17 Farm, una de las bandas rivales que se disputa el control del barrio, junto a la Star Gang y los yardies de Jamaica (que proviene de backyard o patio trasero, una referencia a los jamaicanos que llegan ilegalmente y se establecen en Reino Unido).


También circulan fotos en las que lucía una camiseta con el nombre de los Star Gang.
En casi todos sus retratos y fotos con amigos, Mark Duggan hacía el símbolo de una pistola con los dedos índices y anular. Era el icono de su banda y también de su vida de pandillero.

En otras repite poses de gangster: está vestido completamente de negro o gesticula apuntando con el dedo las llantas de un coche deportivo amarillo con las luces encendidas. 

En uno de los mensajes de su perfil de Facebook, Duggan comentó: «Ya no cuento el dinero que tengo nunca más, lo que no es justo no es justo, a mí ya no me importa. Algunos saludos de sus amigos en el muro de su cuenta de esta red social se referían a él como un «soldado», un «niño estrella de verdad» y un «general cinco estrellas», guiños que sugieren su presunto rol de líder de las bandas de su barrio.

«NO OS OLVIDAMOS»

Pero otros mensajes están llenos de amor y cariño: «Me encanta la comida que cocinaste el otro día», decía uno de sus amigos. «Una de las cosas que no te pueden quitar es el amor que os tengo a los dos», dice otro mensaje que acompaña a una foto de Duggan con su sobrino. «R.I.P. os habéis ido pero no os olvidamos, mi amor es para tu familia, tu esposa e hijos».

Mark Duggan llevaba 12 años con su novia y madre de sus hijos, Semone Wilson, también de 29 años. Ambos residían en Tottenham, pero tenían planes de casarse y mudarse a otro barrio más tranquilo. El joven era padre de tres hijos: Kemani, de 10 años; Kajaun, de 7, y Kahliya, de 18 meses. Tuvo una cuarta hija, pero nació muerta.
Semone Wilson tardó varios días en contar a sus hijos que su padre había muerto. Estaba completamente destrozada y sin la menor idea de cómo reponerse: «¿Cómo voy a contar a mis niños que su padre se ha ido?», dijo en una entrevista al periódico Daily Mail. «Mark era un gran padre», insistió Wilson, que estudia en la Universidad de Middlesex. «Él amaba a sus hijos, él los idolatraba».
Cuando la policía informó de la muerte a tiros de Duggan a su pareja Semone, el barrio entero estalló de cólera. El sábado pasado, un centenar de vecinos marchó del bloque del difunto a la comisaría de Tottenham. Se fue uniendo gente, la atmósfera se enrareció y, de repente, se desataron los tumultos. El resto es historia. Más de 1.000 tiendas saqueadas, decenas de edificios incendiados y 2.800 personas detenidas en una ola de violencia que ha traumatizado a la educada y cultivada sociedad británica.

Duggan había fallecido un par de días antes, el jueves 4 de agosto, a varios kilómetros de su casa. Un equipo de agentes de Scotland Yard, pertenecientes a la Unidad Trident, pararon en un control policial al taxi en el que viajaba. «Los Feds me están persiguiendo», escribió Duggan -usando la jerga de las bandas estadounidenses para referirse a la Policía-, a su novia a través de su Blackberry antes de ser interceptado a la altura de la estación de metro de Tottenham Hale.

Duggan llevaba una pistola para sentirse más seguro. Su primo, el rapero Kelvin Easton, alías Smegz, había sido asesinado con el casco de una botella de champán en marzo, mientras bajaba las escaleras de la discoteca Boheme, en Mile End, al este de Londres. El crimen todavía no ha sido resuelto, pero se supone que fue un ajuste de cuentas entre pandilleros. Tres jóvenes, de entre 23 y 27 años, fueron acusados de este asesinato, pero luego fueron puestos en libertad bajo fianza.
Este primo rapero aparece descrito en una web especializada en bandas callejeras (www.londonstreetgangs.com) como uno de los «más importantes miembros» del grupo delictivo llamado Farm Mandem (en castellano, los chicos de La Granja). Duggan pensaba que él era el siguiente de la lista y temía por su vida.

La muerte de Duggan está siendo investigada por la Comisión de Quejas de la Policía de Scotland Yard. La versión oficial asegura que el joven estaba armado y que murió durante un tiroteo, después de que una bala alcanzara la radio de uno de los agentes. Sin embargo, un testigo citado por el periódico The Times dijo que Duggan fue ejecutado mientras estaba en el suelo, tras ser reducido por la policía.

El primer informe policial, publicado esta semana, determinó que el proyectil incrustado en la radio que se atribuyó inicialmente a Duggan corresponde a una bala perdida de un subfusil disparada desde una de las viviendas de la zona. La comisión de balística también señaló que la pistola que se le incautó no fue disparada durante el tiroteo, aunque los servicios forenses no han podido confirmar este punto y realizarán nuevas pruebas. Scotland Yard ha apartado temporalmente del servicio a todos los agentes implicados en el suceso y ha apelado a la «calma» para evitar una nueva escalada de la violencia, que ya ha causado la muerte de otras cinco personas.

Shaun Hall, hermano de Duggan dijo en una entrevista con la cadena ITV que era una «completa basura» que Duggan hubiese abierto fuego contra los policías. «Mi hermano no es de esa clase de personas», agregó. «Él no es tan tonto como para disparar a la policía, eso es ridículo».

«Mark era un atleta», defendió su mujer, Semone Wilson, «por eso, si hubiera llevado un arma, que no lo sé, habría corrido en vez de disparar a la policía». La joven desmintió que su pareja fuese un bandido, como afirman algunos medios británicos.

En la misma dirección apuntó su madre, Pamela, de 52 años: «Mi hijo no es un gangster», declaró al diario The Times. «Prefería quedarse en casa y jugar a la consola con sus hijos. Era un chico volcado en sí mismo, muy tranquilo... La Policía mató a mi hijo. No digo que fuera un asesinato... No sé lo que fue. Al parecer, escribió por ahí que le vigilaban. Es negro, así que ya sabes lo que significa».

REVUELTAS RACIALES

Una web de homenaje al difunto (http://mark-duggan.gonetoosoon.org), también está repleta de mensajes de cariño de sus familiares más cercanos que dan más pistas sobre su personalidad. Su tía y madrina Julie, madre de su primo asesinado, escribió la siguiente misiva: «Mark corazón, yo sé que estás en buenas manos ahora. Kelvin (su primo) por favor dile a Mark que siempre cuidaré a Semone (su novia) y sus hijos, como tú lo hiciste por mí. Yo voy a intentar hacer lo mejor… pero por Dios esto es tan duro. Primero se llevaron a mi hijo, ahora me quitan a mi ahijado. R.I.P Mark, cariño, que Dios te bendiga y que Kelvin y tú estén seguros para siempre».

Mark Duggan nació el 15 de septiembre de 1981, y asistió a la escuela St David y St Katherine, que ahora se llama Academia Greig City, en el barrio de Tottenham. Cuando tenía cuatro años, Duggan fue testigo de las revueltas raciales que pusieron en jaque al Gobierno de Margaret Thatcher. En aquella ocasión, la chispa que incendió la ciudad fue la muerte de una joven negra embarazada de 27 años, también a manos de la policía.

Pero el barrio donde nació y creció Duggan ha dejado de ser el mismo. Comunidades de judíos ortodoxos, inmigrantes de Europa del Este y negros de los países del este de África también han buscado refugio y oportunidades en el norte de Londres, convirtiendo al barrio de Tottenham en un mosaico de idiomas y culturas. Todos juntos salieron a las calles el sábado para protestar pacíficamente y pedir «justicia» por la muerte de su vecino. Los violentos terminaron robando el protagonismo, tras quemar varios coches de policía, un autobús de dos pisos y varios edificios.

Duggan no fue el único integrante de la familia que, según la policía, acabó enredado en las bandas callejeras. El padre de Smegz, su primo asesinado, es también un conocido criminal de Manchester. Se trata de Desmond Dessie Noonan, quien controlaba el submundo de esta ciudad industrial del norte de Inglaterra. Allí dirigía una temida banda de delincuentes junto a sus hermanos Domenyk, Damian y Derek.

Dessie y Domenyk aparecieron en un documental de televisión, realizado por el periodista Donal MacIntyre hace seis años. En él, Noonan se jacta de que su familia era «intocable»: «Tengo un ejército más grande que la policía. Tenemos más armas que Scotland Yard». La segunda esposa de este criminal mancuniano, Julie, es la hermana de la madre de Duggan, Pamela. Sus tíos se divorciaron después de que Dessie fuera acusado de asesinar a un gangster rival, Anthony Johnson.

Pero Mark Duggan siempre mantuvo muy buenas relaciones con este mafioso y con su hermano Domenyk. Los visitaba a menudo en su ciudad, donde frecuentaban famosos restaurantes y discotecas. Cuando Duggan iba a Manchester, pasaban todas las noches juntos. Una fuente dijo al tabloide The Sun: «Ellos trataban a Mark como un hijo, le adoptaron y le dieron todo lo que necesitaba. Les gustaba mucho su sobrino, pero no como tratas a tu hijo pequeño, sino como un amigo de su banda, como uno de ellos».

En 1995, Dessie fue sentenciado a tres años de cárcel por un ataque violento a dos hermanos gemelos. Durante el juicio fue descrito como un «loco psicópata». En 2005, fue asesinado por otro narcotraficante, Derek McDuffus.

Su otro tío, Domenyk, de 47 años, se cambió su apellido por el de Lattlay-Fottfoy para intentar desaparecer del mapa y no dar pistas a la policía. A principios de esta semana fue arrestado por estar involucrado en los disturbios y saqueos callejeros que destrozaron decenas de negocios en el corazón de Manchester. Dicen que, apostado en una farola del centro de la ciudad y protegido por dos jóvenes que hacían de guardaespaldas, instruía a través de dos teléfonos móviles a distintas bandas para que saquearan y robaran todo lo que estaba a su alcance.

«Dolor y lealtad / dame dinero y comida / y dejaré de estar jodidamente preocupado / me tapo la cara / para poder pegarte en la cabeza».

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