Cómo sobrevivir a una inflación del 25%


(Una versión de este texto fue publicado en el diario El Mundo el 24 de enero de 2010) 

Caracas (Venezuela).-- Arelis Vázquez apunta en una libreta todos sus gastos. Es la manera de controlar su modesta economía familiar. “El azúcar está imposible. El año pasado costaba 2,2 bolívares, y hoy lo venden por 12”, dice Vázquez, que vive en una lomas que escarpa la barriada de Petare, y cada quince días se acerca a un supermercado para hacer la compra.
“En los primeros días de enero, casi todo ha subido: el detergente, el papel higiénico… Sólo el aceite y el arroz tienen los mismo precios”, agrega Vázquez, que gastó 130 bolívares en tres bolsas, un 42,5% más que hace seis meses.
Con una inflación (oficial) del 25% y unas tasas de interés cercanas al 21%, los venezolanos saben que el bolívar mejor invertido es el que se gasta. Y no en comida, sino en televisores de plasma, equipos de sonidos y cámaras fotográficas. “En este país dejar tu dinero en el banco es un mal negocio", explica Óscar Martínez, un inmigrante peruano con quince años en el país, que se dedica a la compraventa de coches usados. Como el Gobierno de Venezuela penaliza la importación de vehículos y la producción nacional es incapaz de satisfacer ni la mitad de la demanda, los coches nuevos se encarecen al salir del concesionario. Y los vendedores ganan más dinero por los sobornos de los clientes que en comisiones.
Chávez llama a esto especulación y ha pedido al Ejército y al “pueblo organizado” que salgan a la calle para combatirla. La semana pasada devaluó la moneda local en un 45%. Oficialmente era un ajuste cambiario, pero los venezolanos (incluso los que desconocen el significado de la palabra devaluar) saben que otro presidente, Luis Herrera Campins, hizo lo mismo en 1987 y la inflación se disparó casi un 100%. "Algunos burgueses, oligarcas (...) están diciendo que por las medidas anunciadas el viernes ellos tienen que incrementar todos los precios. ¡De ninguna manera lo vamos a aceptar!", señaló Chávez ante las advertencias de algunos economistas, que estiman que la inflación se puede disparar en un 50%.
Pero por mucho que amenace a la lógica del mercado, la devaluación ya se nota en el periódico, sobretodo en la sección de clasificados. “Los apartamentos que ya teníamos anunciados no han subido, pero en los próximos meses los dueños de apartamentos en alquiler y de inmuebles para la venta van a querer pedir más”, cuenta la corredora de una importante inmobiliaria.
De momento, el mandatario venezolano no ha quitado viviendas a particulares, pero sí muchos comercios. Este martes firmó laexpropiación de la cadena de hipermercados Éxito, de capital colombiano y francés, uno de los distribuidores de alimentos más importantes del país. También un gigantesco centro comercial en el centro de Caracas, valorado en 100 millones de dólares.

'Comercio social y justo'

“Vamos a convertir esas tiendas capitalistas y explotadoras en unas grandes instalaciones para un comercio social y justo”, comentó Chávez. Desde el lunes 11 hasta este miércoles, el instituto de defensa del consumidor, Indepabis, ha cerrado temporalmente 1.500 negocios por “remarcar los precios y especular”.
La directora de fiscalización, Valentina Querales, señaló que las sanciones fueron aplicadas a locales de alimentos, ropa, ferreterías, tiendas de repuestos, expendios de electrodomésticos, joyerías y muebles, entre otros.
El Parlamento aprobó este jueves una reforma a la Ley de Acceso de los Bienes y Servicios (Indepabis), que faculta la intervención de toda propiedad privada sin derecho a defensa ni indemnización previa.
Para combatir la inflación, el líder socialista también ha regulado el precio de más de un centenar de bienes de primera necesidad. os escasos empresarios que todavía quieren producir en Venezuela denuncian que estos controles les asfixian y no pueden cubrir los costes. Para burlar a las autoridades, muchos productores echan aditivos a su manufactura. Así la pueden vender como producto no intervenido. Se da la paradoja que en los estantes del supermercado desaparecen el papel higiénico blanco, pero abunda el perfumado con aromas de lavanda y jazmín. No encuentras la leche entera o el yogurt natural, pero sí una gran variedad de lácteos líquidos enriquecidos con calcio, vitaminas y frutas, que cuestan hasta cinco veces más.

El chino de Recadi

Con la devaluación anunciada por Hugo Chávez, que algunos llamaron el ‘viernes rojo’ en referencia al ‘viernes negro’ de 1983, el bolívar pasó de tener dos precios (oficial y mercado negro) a tener tres: 2,60 para bienes esenciales; 4,30 para el resto de importaciones y 6,10 bolívares por dólar, que es un valor que fluctúa según la cotización de los bonos venezolanos.
Este cambio dual es muy similar al que funcionaba en la década de los 80, cuando una desenfrenada corrupción dentro del organismo administración de divisas, Recadi (ahora se llama Cadivi), engulló la renta petrolera de la ‘Venezuela saudita’. Muchas empresas con declaraciones falsas e importaciones ficticias conseguían dólares baratos para luego venderlos en la calle con sobreprecio.
De esta época, los venezolanos cuentan con ironía la historia del ‘Chino de Recadi’, la única persona que acabó entre rejas. Es la metáfora que ilustra la impunidad y la corrupción con la que se distribuye la renta petrolera en Venezuela: todo el mundo roba y sólo una persona, un ciudadano de origen chino, fue a la cárcel por uno de los casos menos graves. Todavía hoy, existe poca fiscalización de la renta petrolera que maneja Cadivi, y algunos consideran que el cambio dual anunciado por Chávez disparará la corrupción y la inflación.
Según Transparencia Internacional, Venezuela es el segundo país más corrupto del continente americano, sólo por detrás de Haití. A principio de 2008, Venezuela también intentó reforzar el valor de su moneda, suprimiendo tres ceros al bolívar y llamándola coloquialmente el bolívar fuerte. El efecto no fue el esperado.

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